lunes, 14 de mayo de 2018

El selfcare era esto

Planeo trasnochar hoy, porque llevo varios días intentando levantarme antes de las tres y no consiguiéndolo. Alguna vez habrá que ir a clase.
Desde hace unos días me cuesta navegar por mis pensamientos; no puedo decir que no sé por qué. El curso se acaba y las tareas pendientes se me agarran al cuello y a la espalda, tapándome los ojos con las manos, tirándome del pelo, sin dejarme centrarme en al menos una de ellas, no, todas, ya, ahora. Le cuento estas cosas a Juan Alberto porque es la única persona a la que no es necesario describírselas. Al menos avanzo un poco, ayer un miserable capítulo de Landman, hoy una incipiente racha de Duolingo, quizá algo de Coursera. Me pican los dedos de ir a buscar desesperadamente algo a lo que aferrarme: en este caso, un trabajo online, SEO probablemente, que es donde se ve que acabamos las escritoras del siglo XXI. También debería escribir, algo mío o algo para un concurso. Algo.
Me tomo las pastillas todos los días y bebo agua: ya se ha convertido en un hábito inconsciente. Hará un par de horas me traje la botella llena y ya le quedan dos tragos, uno por cada vez que me detengo y respiro profundamente para intentar calmarme.
No sé si es verdad que todo se me está cayendo encima pero así se siente.
Como plátanos porque si no se van a dañar. Compré porquerías, pero no me las estoy comiendo, no pasan el nudo en la garganta. La Comida Real, en cambio, pasa porque de algo tengo que vivir. Estoy guardando las mascarillas limpiadoras no sé para qué en vez de usarlas.
Noto el corazón cargado desde hace unos días.
Releo el texto y lo odio, porque es basura.

viernes, 12 de enero de 2018

Mirando el reloj no se me pasan las horas, pero es cosa de hoy nada más, porque he quedado para ir a escuchar a personas chachis. El resto del tiempo, hasta las semanas se me pasan sin que las vea, escondida bajo las mantas. Ahora es el reloj el que me mira a mí, expectante. Las cosas han cambiado un poco.

Ya cuento nueve años verde menta pisoteando internet como si fuera mi casa (es mi casa), eso y las gafas permanecen. En aquel entonces asumía que a estas alturas estaría viviendo en California, o en Londres, si no me funcionaba el tema de casarme con Jason Mraz. Me sobran mucho más los señores ahora y no son quienes han decidido que viva en Madrid, pero resulta que me gusta más. Greenheart se habría indignado, jo, ¡con lo feo que es Madrid! Viviste aquí un mes, burra, no finjas que recuerdas su entrañable fealdad.

También le habría sorprendido lo de Ciencias Políticas, ella que pensaba que haría letras y ciencias. No hemos dado carpetazo a eso, tranquila. Lo de los idiomas habría pillado por sorpresa a esa chiquilla que batallaba con las pajas mentales del blog de Mraz y que chapurreaba como bien podía cumplidos a sus amigas brasileñas. Ahora se lo puedes decir en portugués, cariño. Esa que te debía.

El drama de todos estos años y la gradual pérdida de control sobre mi psique no son cosas que Greenheart se tomaría bien, la pobre. Se callaría, pondría una cara un tanto ominosa, se mordería el labio (porque acababa de leer Crepúsculo) y acabaría diciendo a la vez que yo que bueno, al menos tengo material para escribir. Pero oye, ¿y sigues escribiendo? Juramos que nunca lo dejaríamos, ¿lo dejamos acaso, mientras dormitaba en este blog cubierto de telarañas?

Sigo escribiendo, Fridota. A hostias, las que te esperan a ti, que apenas las estoy regurgitando ahora y encima duelen más, las jodías, pero sigo.

jueves, 13 de marzo de 2014

Intermedio.

Mirando el reloj no se me pasan nunca las horas y aprovecho para resucitar fantasmas. Curiosamente, el antiguo blog Mirando el Reloj duró lo mismo que el netbook que acababa de recibir cuando lo empecé, cuando empecé toda esa aventura que me llevó a través de las experiencias de crear de más de diez blogs, conocer a mil maravillosos artistas de todo tipo, empezar mi (muy numeroso) conjunto internacional de amigos y conocidos, y decidir que escribir tenía que formar una parte importante de mi vida, o de lo contrario moriría de abatimiento.

Bien, veo que la tradición de escribir frases de casi cien palabras sigue tan fresca como el primer día. ¿Qué hay de mí? Fresca no sé, en 2009, hace casi cinco años, exudaba frescura (¿alguien se acuerda de Freshness Factor Five Thousand?). Ahora soy alguien muy diferente, pero mientras la gente me siga llamando loca no me parece que deba temer perderme a mí misma. Mientras tanto, fuera de mi cabeza, todo ha cambiado, absolutamente todo.

Empezando por mi dulce jeta, que de horrenda adolescente en plena metamorfosis ha pasado a horrenda universitaria con aspecto de yonki asesina a sueldo. Pasemos a otros temas.

Me mudé de Melilla. Y ahora también de Logroño... en parte; ayer realicé el viaje más acojonante de mi vida hasta ahora. El balance sale en cinco horas sobre ruedas, cuatro sobre raíles, dos a 34.000 pies de altura, cuatro de total y absoluta incertidumbre y una última hora dedicada exclusivamente a defecar metafóricamente sobre los ancestros de los diseñadores de los metros de Madrid y Londres.

Ayer, apenas era una chiquilla de dieciocho años y medio atravesando dos países por su cuenta rumbo a lo desconocido. Hoy, soy au pair.

viernes, 15 de mayo de 2009

Mirando el reloj no se me pasan nunca las horas y aprovecho para "customizar" este sitio cuyo fondo hace juego con la carcasa de mi nuevo notebook, mi mini-portátil que mi madre compró por Internet (en la porquería de ciudad donde vivo no hay ordenadores que valgan en las tiendas y mucho menos notebooks Eee PC verdes con hojitas como el mío) y que estuvo secuestrado también por ella tres días hasta que yo terminara lo que llevaba atrasado del instituto. Hoy por fin me lo dio junto con un pendrive (a partir de ahora lo llamaremos pendrai, me gusta más) y en estos momentos se supone que estoy pasando los archivos de la chatarra de ordenador que ahora será de mi hermano al notebook, que ahora mismito queda bautizado como Lina. Pasar archivos es algo de lo que tengo una ligera idea. En verdad, es algo de lo que no tengo ni puñetera idea, si nos ponemos odiosos. Me divierte más escribir tonterías perdiendo tiempo. Ups, he olvidado una de mis máximas, "The time you enjoy wasting is not wasted time"(el tiempo que disfrutas perdiendo no es tiempo perdido, de Bertrand Russel según fuentes más o menos fiables). Lo saqué de un blog que sigo puntualmente, visitándolo más de tres veces al día, algo inquietantemente obsesivo, sospecho por la cara que probablemente has puesto. Si solo lees en español lamento que solo podrás disfrutar las fotos que tampoco es nada, aunque el texto es tan ingenioso y divertido de leer como enrevesado para alguien cuya lengua madre no es el inglés. La página en cuestión es www.freshnessfactorfivethousand.blogspot.com. Es el blog recientemente descubierto por mí de un artista bastante bueno llamado Jason Mraz. No, bastante bueno es poco, de hecho las palabras no bastan para describir su música, hazle un favor a tus oídos y búscalo en youtube o puedes ir directamente a su página oficial (obviamente, www.jasonmraz.com) pero si escoges la segunda opción ten cuidado con el volumen de los altavoces porque la paginita en cuestión te saluda sonoramente y si es menester te canta una cancioncita idiota. SIEMPRE te va a "recibir" pero abajo a la izquierda hay un cuadrito donde puedes poner música suya en directo y a veces es hasta más bonito que la canción en el disco. Por supuesto, eso no se aplica en todos los casos (búsquese la canción "Butterfly").
Y así, así, asín que diría Carmen (otro día), se me fue una hora de escribir gilipolleces y recuerdo de nuevo la máxima de antes. Por supuesto, un estómago vacío a las nueve de la noche tiene prioridad. Buenas noches, días o lo que se te antoje.